Me encantó la síntesis y calidad de la nota. Así que la transcribo integra antes de que alguna "mágica" censura la borre de su sitio original
Cargada de cifras que acercan a la Argentina a una potencia mundial, Cristina desnudó los problemas del relato oficial.
Mientras
la Ciudad colapsaba en un gran embotellamiento y Mabel Remón, “la
muda”, se convertía en un personaje nacional (la traductora al lenguaje
de sordos fue trend topic mundial en Twitter), Cristina hacía evidente,
otra vez, su preocupación por “la agenda”. En su discurso de más de tres
horas, el tema del manejo de la agenda y una catarata de cifras
económicas alcanzaron para dejar en evidencia las actuales
preocupaciones del Gobierno: el ajuste y la tragedia de Once.
La escena, para colmo, sucedía un 1º de marzo, el Día del Transporte
(en que se recuerda el fallecimiento de Jorge Newbery) y la fecha, a la
vez, en la que Perón dio a conocer el decreto de nacionalización del
sistema ferroviario. El silencio presidencial posterior a las 51 muertes
–aumentado por la presencia del presidente de Paraguay, que viajó a
consolar a sus víctimas connacionales– se convirtió en un ruido sordo
que Cristina trató, tarde, de conjurar. Habló del tema en un bizarro
acto del Día de la Bandera en Rosario, citó a víctimas por sus nombres
de pila, se dejó ver un día más tarde con una enfermera que tomó aquel
tren y militaba en el Frente Transversal y volvió a emocionarse con la
tragedia ante los legisladores.
La estrategia del kirchnerismo de darse a la fuga frente a las malas
noticias dejó de darle buenos resultados: sucedió en Cromañón y en
Flores, pero no resistió la masacre del Sarmiento. La otra mala noticia
de la semana también decidió evitarse: Schiavi, que debió ser internado,
no dio a conocer en la fecha prevista el aumento del “boleto sorpresa”.
Aunque fueron pronunciados por la misma persona, el discurso de
Rosario y el del Congreso fueron sustancialmente distintos. En el
primero, Cristina hablaba como si acabara del llegar al país: subsidios,
trenes, petróleo… todo parecía responsabilidad de un gobierno
equivocado y anterior. El jueves reivindicó todo lo actuado y se tomó
más de dos horas de un discurso de tres en dar números y precisiones. Es
increíble lo bien que nos va: según el discurso presidencial, somos,
después de China e India, el país que más crece, más exporta y el
séptimo del mundo en informática.
En otro párrafo recordó a aquellas modelos que, frente a las cámaras,
dicen que su peor defecto es la sinceridad: Cristina sostuvo que
“hubiese sido fácil (para El) decir ‘no tengo nada que ver con el
corralito’, pero se hizo cargo y en 2006 y 2007 pagó 3 mil millones de
dólares por ese famoso y bendito corralito”.
La Presidenta encontró un modo mágico de presentar la crisis
ferroviaria. Afirmó que si el Estado no hubiera gastado más de $ 12 mil
millones en salvar a los bancos, podría haber invertido más en trenes.
Olvidó mencionar otros gastos que también servirían para salvar vidas:
los mil millones al año de Fútbol para Todos, los cientos de millones en
publicidad oficial, los del recién inaugurado Automovilismo for
Everyone. Citando un artículo de El Cronista, resurgió el tema del tren
bala: “Ahora piden empresas extranjeras. Cuando yo propuse a los
franceses para hacer el tren bala, me mataron”, se quejó.
Las tres horas de discurso tuvieron crescendo dramático. Como en
Rosario, Cristina volvió a mencionar a El en diversas oportunidades.
Frente a la Bandera, lo hizo a modo personal en una especie de
contrapunto con el dolor ajeno, lo que cosechó diversas críticas en
radios y redes sociales. ¿Hay un dolorómetro? ¿Importa saber quién sufre
más o se debe consolar y asistir a los que sufren? “Yo la acompañé
cuando murió Néstor, ¿por qué ahora ella no me acompaña a mí?”, dijo una
de las víctimas de la tragedia de Once en una emisora de la Capital.
Los comentarios de De Vido sobre rumores que implicaban al
maquinista, los de Barone afirmando que murió tanta gente porque ahora
se viaja más al haber menos desocupación y los de Nilda Garré
sosteniendo que Lucas viajaba en un lugar prohibido del convoy sólo
sirvieron para empeorar el estado de ánimo general. Algo similar sucedió
en el gremio de los maestros cuando la Presidenta se refirió a su
situación, mientras más de siete provincias siguen sin empezar las
clases.
Cristina recurrió a los argumentos de siempre: trabajan cuatro horas,
tienen varios cargos, hemos invertido en educación más que ningún otro
gobierno.
“Llevamos 1.320 escuelas construidas”, afirmó. La cifra merece un
aparte, ya que es parcialmente cierta. Se trata de 1.320 escuelas,
muchas de ellas mejoradas pero no construidas desde cero (entiéndase por
mejoradas: ampliación, pintura, reparación del techo, etc.). Con un
crecimiento vegetativo de 200 mil chicos por año en todo el país –de los
cuales unos 140 mil se educan en el sector público– y tomando como
promedio unos 400 alumnos por escuela, el Estado argentino debería
construir unas 500 escuelas por año para abastecer el crecimiento
poblacional. En nueve años, el kirchnerismo hizo poco más de mil. El
presupuesto de Educación para construcción de escuelas es de unos 350
millones al año, una tercera parte del Fútbol para Everyone.
Cuando ya habían pasado más de tres horas, la barra de La Cámpora
seguía aplaudiendo en los palcos superiores y la mayoría del público
televisivo se dispersaba mirando cómo había quedado la cicatriz
presidencial o twitteando chistes sobre “la muda”, Cristina anunció que
Aerolíneas realizará tres vuelos diarios a Malvinas. Acercarse a las
islas en lugar de alejarse de ellas había sido parte central de la
propuesta de un grupo de intelectuales del que formo parte y al que el
Gobierno había hostigado llamándolos “cipayos”. Todos, claro,
aplaudieron otra vez y hubo una lluvia de papelitos.
URL: http://misionesparatodos.com.ar/?p=26035
Dedico este blog a todos aquellos que sienten que su libertad de expresión está siendo amenazada por el kirchnerismo y sus secuaces.
Los temas de mi interés son variados. En algunas cosas podemos coincidir, en otras no. No necesariamente vamos a ser clones unos de otros pensando de una única forma y sin matices. Yo expongo mis valores, para mi son importantes y son el fruto de casi 40 años de reflexión. Pueden estar equivocados o necesitar un retoque, un aggiornamiento o un nuevo punto de vista. Pero ojo, no siempre lo nuevo es mejor. Y no siempre lo nuevo es justo y honesto. Yo sigo en mi misión autoimpuesta de tratar de exponer porque para mí son justos y honestos los valores que defiendo. Puedo equivocarme, pero lo hare buscando la justicia.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son bienvenidos excepto aquellos agresivos, insultantes, obscenos, que serán eliminados