Días atrás discutía con un
amigo kirchnerista. Yo sostenía que el gobierno de Cristina Kirchner es
profundamente, no ya autoritario, sino directamente Fascista. El sostenía que
no, que él no lo veía así. Y me planteaba que era un gobierno Democrático. Al
explicarle que el gobierno k cumple las reglas de manual de un gobierno
fascista, él no rebatía mi posición sino que expresaba que era una actitud
autoritaria, rayana en lo fascista el que yo intentara que él aceptara mi punto de vista. Lo democrático,
según él, es que ambos pensáramos diferente. Lo cierto es que bajo ese criterio
nunca nadie tenía razón o se equivocaba al confrontar ideas o hechos o lo que
fuera.
La verdad es que mi amigo me tendía una de las trampas del manual del twitero K. No se puede discutir sobre un tema porque siempre existen dos visiones al menos y entonces se plantea la imposibilidad de conciliar las posiciones.
La verdad es que mi amigo me tendía una de las trampas del manual del twitero K. No se puede discutir sobre un tema porque siempre existen dos visiones al menos y entonces se plantea la imposibilidad de conciliar las posiciones.
¿Cuál es la trampa?
Simple, cuando se discute
sobre un tema, uno puede tener un punto de vista y otra persona otro punto de
vista distinto. Pero el asunto es que ambos hablen de lo mismo. Si ambos
miramos una cebra, uno puede decir que la cebra es blanca con rayas negras y el
otro decir que es negra con rayas blancas. Lo que no se puede es desviar la
mirada y mientras uno habla de la cebra, el otro describe un hipopótamo. Que es
lo que fallaba en esta discusión. Yo hablaba sobre hechos concretos (avance
sobre la corte, bloqueo al dólar, prohibición de importación, culto a la
personalidad, el lanzar leyes anticonstitucionales o delictivas sin modificar
una sola coma, etc.), él me hablaba de frases, ilusiones o ideas (defender a
los humildes, el hablar de aceptar un debate al que nunca Cristina concurre, el
apoyo a una industria nacional, la causa malvinera, etc.). Cebras e hipopótamos.
Y el fuerte intento de intentar confundir y convencer de que la discusión sobre
la cebra no tiene sentido y que se debe hablar del hipopótamo. Lo autoritario
es solo intentar debatir sobre el color de la cebra, habiendo tantos hipopótamos
que sufren.
Claro, desde ese punto de
vista, nunca se va a llegar a una conclusión. Porque se pierde el eje del
debate e incluso el norte de lo que se intenta demostrar. ¿Porque el gobierno
de Cristina es democrático? Porque Cristina da planes a embarazadas,
desocupados y chicos, regala netbooks o inaugura fabricas (aunque ya estuvieran
inauguradas), porque Néstor descolgó un cuadrito o porque se enfrenta a los “fondos
buitres” o al “invasor inglés en Malvinas”. El eje se corre, nada de esto habla
de la vocación democrática de una persona o gobierno. Ha habido muchos
gobiernos, no necesariamente democráticos que han defendido causas como
Malvinas o han negociado la deuda externa.
Como se ve, no podes
hablar de fascismo vs democracia cuando se desvía el debate hacia hechos que no
tienen que ver con pruebas o refutaciones de actitudes fascistas. Es aplicar al
máximo y con minuciosidad aquella frase que alguna vez oí en sorna:
“Si no puedes vencerlos, confúndelos”
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